miércoles, 9 de noviembre de 2016

Entre mil frases y un sentimiento

La madrugada de aquel nueve (maldito nueve) de noviembre se vio en la necesidad de explotar por escrito sus mas escondidos pensares influidos por un mismo sentimiento... ¿Será que podrá dejar plasmado en palabras aquello que verbalmente no le sale? o mas bien ¿Encontraría combinación de palabras justas para hacerse entender?. Silencio-.
Desde el pasado mes de Agosto (y todavía tiempito atrás) viene experimentando un festín de emociones. Se ve en situaciones nuevas en las cuales no define como enfrentarlas y a veces sus reacciones no siempre son las mejores ante tales problemáticas. Es una persona ¡Mierda! es una persona con mambitos en la cabeza, como cualquier otra.
Viene de experimentar un amor que le sembró mas dudas que certezas, mas inseguridades que estabilidad y más vulnerabilidad que protección. (Debería saber que la vida es así y que de eso se trata, de aprender de tooodo eso) Y no es que no lo hiciera, de hecho, se quedó con los mejores recuerdos y con el resto... Con el resto pudo hacer una gran reflexión. Pero... ¿Quien te quita lo bailado?.
Sólo quiere expresar esos temores en un abrazo infinito hacia aquella persona que le abre los brazos todos los días y que sea recíproco. Quiere hacerse un hueco en el codo para enterrar todas sus angustias y sanarlo, sanar todo el mal que carga aquel corazón, vaciarlo. Llenarlo de alegrías, afectos y buenos momentos, y, en cuando quepa la duda, estar al pié del comienzo para recordarle por todo lo que pasaron hasta ahora.
Sabe que a veces demanda mas atención de la que le da, que es fácil que se cierre a una idea y cegarse ante ella por mero capricho ¿Quien diría que alguna vez iba a ser capaz de admitirlo?  Debe ser el producto desmedido de tanta cosa, tanto sentimiento (resuelto o encontrado) tanto...¿Cómo se dice? -Amor. Que no sabe como manejarlo.
Hace poco sufrió una gran piña emocional al descubrir cierta... Conversación... Eso lo devasto.  Y aunque hubo explicación para eso también... se preguntaba: ¿Cómo confiar de nuevo? ¿Cómo creer? Si su cabeza iba a mil, para después de ese entonces ya habría perdido la cuenta. Es que realmente no se lo esperaba. Se sentía tan seguro, tan a resguardo que esperaba mas un abrazo que tal cachetazo.
Se vió en la mitad de tal enredo que hizo que se planteara ¿Qué hacía sintiendo tanto por una persona que oculta situación semejante? y, ¿Cómo tener la certeza que la explicación que tenía para darle, por mas que encajara, era verdad? Se siguió, se siguió por que de alguna manera desde adentro le brotaba la seguridad que le falta a diario, esa que lograba justificar la idea de que algo más allá de todo tenía que haber, algo más lindo, algo más puro, algo más... Algo más genuino como tanto sentimiento encerrado que aún no había podido demostrar siquiera el cuarto, Se siguió, se siguió y punto.
Se acercaba su cumpleaños y pese a que no fuera una fecha muy esperada o emocionante, tenía como primordial empezar el día gris juntos... No pasó. Sabe por todos los quilombos que está atravesando (De hecho estoy seguro que siente que de ser la situación al revés, no lo aguantaría. Ya habría ocurrido una tragedia) siente admiración por eso más la necesidad de ser aquel que logre despojarle aquellos problemas uno a uno más una suma incontable de abrazos reparadores que espera sean bienvenidamente gratos.

Siente, siente, siente, siente, siente. Todo lo siente. Todo le pega, todo lo vuelve más fuerte.

Sin embargo, hace unos días,  pudo ver en él, el peor estado de una persona... Toda su angustia, toda su bronca, su ira, sus dudas. Todas sus lágrimas, todas sus inquietudes- Vio el desborde emocional real de una persona en todo su esplendor. En pocas palabras, pudo presenciar su peor estado y aunque impotente no sabía calmarlo... Pudo sentir una cosa más: cómo todo (sus caprichos, inquietudes, inseguridades, el cumpleaños, la conversación con el idiota) y tooodo lo demás pasaba a segundo plano; sintió el quiebre interno al mismo tiempo en que sin darse cuenta, lágrimas le comenzaban a rodar por su cara. Estoy seguro que nunca había sentido la urgencia, la necesidad semejante de curar a una persona sea de la manera que sea, a cualquier costo.

Hoy no sabe que hizo con su corazón, ni cómo lo hizo o si hizo algo y si lo hizo con que fin. Espera descubrirlo algún día pero no hoy, ni mañana. Solo cuelga la bandera de su risa, aquella que quiere ver brotar a diario, esa que no se deja aplacar ni siquiera por el problema más pesado. Por que: para él (o sea, para Mi) es el parche para todas mis heridas, un lugar en la cima de la montaña de la vida ¡Lo encuentro todo en su sonrisa! y mirá que en la vida he sentido mil emociones distintas pero me arriesgo a decir que ninguna llegó tan lejos en mi alma.




Él solo espera trascender la vida de su mano, compartiéndolo todo por que si, así, sin más.

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